domingo, 19 de mayo de 2013

SOBRE LA ANSIEDAD

 

Publicado en le Verdemente de diciembre del 2007 ( Nº 108)

 

Vivimos en el mundo de la ansiedad. Nos movemos ansiosamente de aquí para allá y vivimos sumergidos en la prisa, y el estrés.

Cuando ya no podemos más echamos manos de los ansiolíticos.

El tomar ansiolíticos ha llegado a ser una práctica de lo más extendida, se recetan como caramelos, todo el mundo conoce o ha oído hablar del valium, el transilium, etc..

Se han inventado diferentes fórmulas para combatir la ansiedad mediante sustancias químicas que tranquilizan la mente para sobrellevar la ansiedad.

Pero tales sustancias no han resuelto el problema y han generado una nueva ansiedad, la de la dependencia farmacológica.

El motivo de que los ansiolíticos no curen es que no van a la causa, sino al síntoma, y solo combatiendo el síntoma no se produce la curación.

La curación es comprender el mensaje de la ansiedad (preguntándonos “¿porqué estoy ansioso?”) Y combatir la causa que la genera.

Todo lo que nos produce dolor enfermedad o malestar nos indica que tenemos que hacer un cambio en nuestra vida pero a veces sentimos que la realidad nos desborda y preferimos vivir enfermos a cambiar de actitudes.

Para la ansiedad hay otra alternativa más natural y  benevolente.

Para empezar a combatirla es muy aconsejable el darse masajes de manera habitual.

Las sustancias químicas que contienen las diferentes pastillas del mercado se liberan de manera natural mediante un masaje.

El cuerpo y la mente no están separados, sino íntimamente conectados, y la tensión de la mente se traspasa al cuerpo, vivimos tensos.

De igual manera que la mente con ideas tensas genera un cuerpo tenso, si destensamos el cuerpo relajamos la mente.

Un masaje alivia y relaja las musculatura contraída, deshace las contracturas musculares que nos general dolor, activa la circulación sanguínea, con lo cual el proceso de oxigenar, alimentar y retirar el desecho de las células se facilita. Actúa sobre el sistema nervioso y beneficia la piel, y el aspecto de la misma, así como la movilización de las grasas, con lo cual genera a partes iguales salud y belleza.

Un masaje no crea adicción, sino que crea un cambio de hábitos. Ayuda a pasar del hábito de estar tenso y no cuidarse, al hábito de estar relajado y cuidado. Produce un cambio del descuidarse a cuidarse, con lo cual es una toma de responsabilidad y de poder personal.

Con una pastilla el mensaje que le envías a tu cuerpo es “vas a estar bien lo quieras o no”. Tomar una pastilla es algo forzoso y violento, es un automaltrato inconsciente.

Con un masaje le dices a tu cuerpo “si tú estás bien, yo estoy bien” y le tratas de manera respetuosa y amorosa, ya no le fuerzas, le apoyas y le invitas a estar bien.

La actitud es completamente diferente.

Aunque la sociedad actual ya esta cambiando, culturalmente no tenemos la costumbre de darnos masajes. Nuestra religión  condenó el cuerpo y le dio la espalda y el placer se convirtió en sinónimo de pecado, una acción condenable.

El masaje está asociado en nuestra cultura a pecado, o a hedonismo, o a algo de carácter sexual y “por tanto” reprobable y que había que hacer de manera oculta incluso.

En otras culturas más acordes con nuestra verdadera naturaleza los masajes se intercambien de manera natural entre parejas o familiares o amigos y se realizan abiertamente a la luz del día sin condena ni juicio.

El masaje es la puerta de la relajación y la relajación es la puerta a la meditación.

La meditación es el estado en el cual nos desidentificamos de los pensamientos que nos crean malestar. Nos apartamos de estos pensamientos incorrectos y de las emociones “negativas” aparejadas a los mismos. Los vemos desde fuera, nos alejamos de ellos.

Desde esa mente que ha comprendido que esos pensamientos no sean más que eso, meros pensamientos y no verdades absolutas, vemos el mundo y a los demás y a nosotros mismos de otra manera.

Con esta nueva percepción más acorde con la realidad tomamos las riendas de nuestra vida y ya no nos vemos a nosotros mismo como víctimas de las circunstancias, como seres inmersos en problemas irresolubles, sino que nos convertimos en artífices de nuestra vida y en solucionadores de problemas y en creadores de una nueva realidad mejorada.

Otros de los males más extendidos de nuestro tiempo es la depresión. Cuando vamos al médico por un cansancio excesivo, por no poder con las tareas cotidianas, por cierta tristeza, sensibilidad, lágrima fácil, pesimismo, inapetencia, bajada  de la libido, falta de interés, etc. te recetan el famoso prozac o cualquier droga similar. Ocurre lo mismo, cura el síntoma pero no la causa, por lo cual no cura realmente. No es que la depresión sea algo crónico o largo en el tiempo, es que al no atenderla debidamente la convertimos en algo crónico.

La depresión es el resultado de vivir por y para el mundo exterior abandonando por completo el mundo interior. Las obligaciones que nos creamos, las expectativas, las tareas, las supuestas responsabilidades nos alejan de la comunicación con nuestros verdaderos intereses y nuestras verdaderas responsabilidades. La mente deja al cuerpo sin energía en un intento de retirarnos del mundo exterior para poder oír nuestra voz interior. La depresión es por nuestro bien, es una llamada a escucharnos. No solemos hacerlo porque quien mas quien menos tenemos dolor o angustia en nuestro interior y nos escondemos de este dolor, lo rechazamos, en lugar de escucharlo, atenderlo y hacernos su amigo, preferimos esconderlo.

Para la depresión es también aconsejable el hábito de los masajes porque relajan la mente para poder crear ese silencio que estamos necesitando, y al cuerpo le hace sentirse estimulado, le salva del agarrotamiento que produce la falta de ejercicio debido a la poca energía.

El dolor de espalda es otra de las causas por las que es aconsejable ir a darnos un masaje. La causa es la misma, nos tensamos, no nos escuchamos y no tenemos unos hábitos de postura y de ejercicio que ayuden al cuerpo a sentirse bien.

El darse un masaje es una de las mejores maneras de cuidarse la espalda ya que le quitamos las contracturas y destensamos los músculos.

El darse un masaje nos beneficia por tanto el cuerpo y la mente.

Nos alivia las tensiones, el nerviosismo y nos calma la mente alterada con el run run incesante de pensamientos que parece que no podemos parar.

Otra alternativa para la ansiedad y la depresión, el estrés el nerviosismo etc. es el tomar habitualmente Flores de Bach. Son un preparado natural que se toma en forma de gotas y nos ayudan a armonizar los estados que nos están creando malestar. Los 38 remedios florales son adecuados para aliviar los desequilibrios que nos están generando malestar y que si no atendemos pueden degenerar en enfermedades más graves.

No contienen ninguna sustancia que tenga efectos secundarios ni produzca adicción. Simplemente contienen la esencia vibracional de las plantas.

Curan de manera natural y poco agresiva cambiando la vibración negativa que nos desestabiliza por otra más armónica. Acaban con el desequilibrio interno simplemente generando la cualidad necesaria que falta. Por ejemplo, si vivimos permanentemente sintiéndonos impacientes, nos inundan de paciencia para así contrarrestar nuestro sentir.

Debemos cuidarnos con masajes y Flores de Bach desde ahora, sin esperar a sentirnos mal. Generalmente esperamos a enfermar para cuidarnos, pero la mayoría de las enfermedades se podrían evitar si adquirimos el hábito de cuidarnos, atendernos, escucharnos, mimarnos.

Vivimos más pendientes de las cosas que tenemos que hacer y del mundo externo en lugar de estar pendientes de cómo son sentimos.

No hemos venido a hacer muchas cosas, aunque estamos hiperactivos y acelerados. Hacer menos pero con mayor calidad y disfrute es mejor.

Empieza a darte cuenta de que la ansiedad, la depresión y el malestar general hay que combatirlo de otra manera que el habitual y generalizado de la medicación recetada por otros, y empieza a cuidarte mediante masajes, relajación, meditación y terapias naturales como las Flores de Bach.

Tu verdadera responsabilidad es recuperar el bienestar perdido y no las responsabilidades que nos creamos.

Todos queremos sentirnos mejor, pero lo solemos hacer de manera equivocada, viviendo la vida como nos dicta el mundo exterior en lugar de escuchar y respetar nuestro cuerpo.

Pero ya estamos cambiando esto, estamos ya en el camino de dejar de vivir ansiosamente para vivir plena y armoniosamente.

 

 

 

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