ANA FRANK
Ayer escuché en la televisión que de
haber seguido viva, Ana Frank hubiera cumplido 85 años.
Sentí una profunda pena pensando que ni
siquiera llegó a los 20 años.
Le tocó vivir un momento difícil de la
historia de la humanidad. Murió víctima del horror nazi.
Le tocó vivir escondida para poder salvar
la vida, junto con su familia y sus vecinos.
En la época en que otros jóvenes soñaban
con salir al mundo, le tocó renunciar.
Enseguida me puse a escudriñar en sus
números, y como siempre vi cómo siempre hay una perfecta coincidencia entre la
lectura de los números y la vida del personaje.
Nacida el 12 de junio de 1929, era un
número de propósito de vida 3.
Quiere decir que era extrovertida,
amigable, alegre y una gran comunicadora.
Qué duro debió se para ella su encierro
con su edad y su personalidad.
El día de nacimiento, el número 12, es un
número karmático que nos indica duras pruebas a pasar en el campo de lo social
y de dificultades en la autoexpresión.
Una numeróloga amiga, Conchita, en una
ocasión me dijo que el 12 podría implicar una muerte colectiva. En este caso
así fue, pues murió en un campo de concentración.
El 6 de su mes de nacimiento nos indica
que tenía un carácter muy familiar y le interesaba el bienestar de las
personas. Los 6 son personas tiernas, responsables y preocupadas por los demás,
sensibles a las necesidades ajenas y con disposición a colaborar.
Su año de nacimiento nos dice lo humano y
colaborador y comunicador de su carácter.
El nombre “Ana” es un nombre 7, (si se
escribe con esta ortografía, sino, cambia).
El 7 nos habla de personas orientadas al
conocimiento y amantes de estudiar y de leer. Le motiva a prender y después suele
despertárseles la vena pedagógica, para compartir lo aprendido.
El apellido Frank es un apellido de
energía 5 que nos habla de carácter aventurero, curiosidad y necesidad de
explorar el mundo. El 5 nos habla de cambio.
Lo más destacado de su numerología es la
cantidad de números 3 que hayamos: en el propósito de vida, en el nombre, en el
día de nacimiento, en el alma…
En cierta ocasión asistí a una
representación teatral sobre su vida, lo narrado en su diario.
Su vocación, a lo que quería dedicarse (cuando
el mundo recobrara la cordura tras la locura colectiva que vivió) era ser
periodista.
Muchos números 3 se dedican al
periodismo, son los grandes divulgadores, la comunicación, el transmitir
mensajes es una de sus motivaciones profundas.
El propósito de vida 3 nos indica autoexpresión y a través de un camino de vida tres, la comunicación, la divulgación. Y si sumamos ambos 3 nos da 6, que es el sentido de la trayectoria vital. El 6 se encamina a lo familiar, lo hogareño, el cuidado personal.
Querida Ana, no conseguiste ser periodista, pero sin duda si conseguiste comunicar, transmitir un mensaje a la humanidad. Nos informaste a todos de primera mano y en primera persona cómo ciertas personas se vieron obligadas a renunciar a la libertad de movimientos y esconderse para sobrevivir. Nos enseñaste la vivencia del hambre, de no moverse para que no se advirtiera vuestra presencia, de las inevitables disputas domésticas compartiendo un pequeño espacio con pocos alimentos. Del miedo a ser descubiertos o delatados. De apenas poder ver el cielo, de no vivir la primavera, del frío, del calor…
Y tú con tu ejemplo nos muestras cómo no
debe vivir una familia: sin libertad, con miedo, sin paz.
Tu historia no deja indiferente,
conmueve, entristece.
Nos recuerda la injusticia y el horror de
lo que ocurre cuando el ser humano se convierte en enemigo de su prójimo,
cuando se pierde la paz.
Si duda cumpliste tu misión, la misión de
tu alma.
Un pequeño cuaderno, unas cuantas
palabras bastaron para hacer que el propósito de vida de tu interior fuera
posible, aunque nunca pudiste saberlo, no viviste para verlo.
Tu legado fue póstumo.
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